lunes, 29 de agosto de 2011

La primavera del movimiento social

En un día como hoy, donde el invierno parecía ceder protagonismo a la primavera, el Presidente Sebastian Piñera se dirigía al mundo entero para contar que los 33 mineros de la mina San José estaban vivos. Estos sin duda fueron los mejores días del Gobierno. Lo que hoy ocurre en el país no puede estar más alejado de lo acontecido hace un año, pero algo se repite paradojalmente, la primavera.
El domingo 21 de agosto la dirigente estudiantil Camila Vallejos ante alrededor de unas quinientas mil personas pronuncio un discurso en la elipse del parque O`Higgins que finalizó con la ya memorable frase “Estamos en la primavera del movimiento social”. Ayer el invierno volvió a ceder su protagonismo a la primavera, los volantines y las banderas flameaban como en Septiembre y la poesía de Gabriela Mistral tomo mas sentido que nunca: “Doña primavera de aliento fecundo se ríe de todas las penas del mundo”.

El retorno a la democracia, no represento tan solo el arcoiris de la esperanza, sino que también el triunfo de la política entre cuatro paredes. Este transito histórico hará que movimientos como los estudiantiles queden al margen del que hacer político y se producirá la gremialización del discurso estudiantil, que entre otras consecuencias, estrechará la ruta política y cerrara por dentro los espacios de participación ciudadana. Esto desembocara en una minoría excesivamente representada en los espacios de poder, donde los candidatos surgirán de campañas mediáticas que nada tienen que ver con la lógica de la representatividad de la voluntad ciudadanía, como requiere el cargo de mandatario. En Chile los mandatarios de la voz popular, siguen los mandatos del poder económico.
Así es como hoy nos encontramos en presencia del movimiento estudiantil más importante del último tiempo. Que cuenta con el respaldo de la gran mayoría de la población y que requiere de cambios estructurales en la educación Chilena.
Con el discurso “Educación gratuita y de calidad”, los jóvenes Chilenos han despertado a todo una ciudadanía y han hecho oír en todo el mundo las desigualdades e injusticias que reinan en el país. Cada semana miles de estudiantes y sus familias han salido a protestar a las calles con cifras de participación difíciles de imaginar hace tan solo algunos meses. Pero la clase política en su gran mayoría, aun no termina de comprender, fijando su atención en los temas colaterales.
Las autoridades y los medios de comunicación han culpado a las movilizaciones de la marginalidad y la delincuencia presente en las calles, desconociendo que la marginalidad no es más que la consecuencia de la segregación y las injusticias que han reinado en país en los últimos veinte años. Donde hay integración no hay marginalidad. La única forma de que tengamos paz social es con justicia social señalo Benito Baranda.
El movimiento estudiantil no se parece a los movimientos de los años sesentas u ochentas. Es un movimiento sin partidos, pero no por eso sin bases. Cuenta con propuestas y planteamientos, lo que hace pensar que este excede efecto masa común.
Por lo tanto estamos en presencia de una movilización inédita, que por lo menos no tiene precedentes durante el siglo XX en Chile.
Pero que nos conduce a un movimiento social como este? Será que los veinte años desde el retorno a la democracia hicieron parecer que la primavera por fin había llegado. Que ser el alumno aventajado de la clase o el jaguar de Latinoamérica seria ventajoso para todos, y que en la práctica eso nunca ocurrió. No hay nada peor que sentirse engañado y defraudado.
Hace un año encontraron a los Mineros y todo era alegría; una alegría cínica de quienes Gobiernan e inocente de la ciudadanía. Lo que en los últimos tres meses ha ocurrido, es que las cosas se han puesto en su lugar. Que el pan y circo no pudo sostenerse más ante la impactante realidad de ser el país con la Educación mas cara del mundo, donde las empresas pagan menos impuestos, donde la clase política, en su gran mayoría, no representa los intereses ciudadanos y donde los medios de comunicación, totalmente monopolizados, tergiversan la realidad.
Será que de la falsa primavera de los últimos veinte años, estamos en presencia de la verdadera transición a la democracia. O como dijo Camila Vallejos en la tarde primaveral de las quinientas mil personas en el Parque O’Higgins, bien podríamos estar en la primavera del movimiento social.

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