viernes, 8 de marzo de 2013

Llegó Marzo, un slogan para la clase política.

Llegó marzo y en la carrera Presidencial aun quedan interrogantes por resolver. En este momento donde la clase política vive un desprestigio y la ciudadanía parece no reconocerlos como un interlocutor válido, para lo que ellos mismos denominan “el Chile de hoy”, lo único que asoma de cara a las elecciones del próximo año es el uso del marketing. Hoy, a veinticinco años del triunfo del “No”, la clase política parece estar más convencida que nunca, que los rostros Presidenciales deben ser resultado del marketing más que de las ideas. O al menos así parece. La política Chilena se ha transformado en la política de los slogans. En las últimas semanas hemos visto como un esquivo Laurence Golborne, se ha mostrado poco disponible a debatir con su contrincante de RN, Andrés Allamand. El ex Gerente de Cencosud ha preferido optar por el puerta a puerta, los abrazos y la tradicional tacita de café. Y es que dicha lógica de hacer campañas, que se comenzó a avizorar en el plebiscito del “Sí” y el “No”, y que con Joaquín Lavín el año 1999 tuvo su punto más alto, parece gozar de la confianza de la esfera política nacional. Tal es la situación, que en la actualidad pareciera que los políticos Chilenos se han trasformado en eternos candidatos. Es común escucharlos más enérgicos en periodo de campañas, que en el ejercicio de su labor. Se ha instalado de tal modo, la política de las promesas y de los slogans. Y no es que sea cuestionable el carisma puesto al servicio de las campañas, si no que extraña el uso y abuso publicitario en desmedro de ideas y del debate. Para las próximas elecciones todos los candidatos utilizaran el tema de la educación. Hablaran de fortalecer la educación. Ni modo que planteen lo contrario. Sin embargo se extrañan las posturas divergentes. Por lo pronto, las ideas en cuanto a educación presentadas por los candidatos de la derecha, Andres Allamand y Laurence Golborne son prácticamente las mismas que las de los candidatos de la Concertación, Velasco y Orrego. El candidato del PRO por su parte, Marco Enríquez Ominami, se ha aventurado a plantear la posibilidad de Educación gratuita, pero a la vez, desde su partido, se ha mostrado el interés de llegar a acuerdos con la Concertación, lo que va en desmedro de tal postura. Por su parte, el programa de la ex Presidente Michelle Bachelet pareciera ser todo un misterio. Lo cierto es que la Directora de ONU mujeres, de momento, se ha mostrado como la candidata del continuismo, la candidata de Andrade y Girardi. La candidata de Alejandro Escalona, el mismo que se opone tajantemente al cambio de constitución. La ex Mandataria también es una propulsora del marketing en la política. Su primera candidatura se sostuvo en esto tanto como lo hicieron MEO y el actual Presidente el 2010, y lo hace Golborne en la actualidad. Sin embargo, hoy nos encontramos con una ciudadanía y un universo electoral muy distinto al de las últimas elecciones. Y es que la ciudadanía ha decidido ampliar los límites del debate político. Se ha mostrado interesada en llevar los temas a la calle entre otras cosas, haciendo uso de un espacio tan desprestigiado como olvidado en Chile hasta antes del año 2011. No obstante, las elecciones Municipales del 2012 presentaron dos realidades. Por una parte un alta abstención, pero también a un electorado mas izquierdizado que de costumbre. En este contexto el uso y abuso del marketing en las campañas, puede resultar perjudicial para los candidatos. Sobre todo entendiendo que presenciamos el ocaso del modelo político de dos bloques. Y si bien, ambas coaliciones hacen conjeturas al respecto, lo cierto, es que el devenir político de estas se encuentra sujeto a la figura del próximo Mandatario electo y del marketing empleado. En este sentido pareciera que la clase política ha decidido correr ese riesgo e insistir en lógicas ya probadas. Y si alguno quisiera cambiar su estrategia, ya no hay tiempo, llegó marzo.